jueves, 28 de agosto de 2008

OTRA VEZ ALERTAS


Siempre me he preguntado porque cuando uno pasa cerca del Palacio de Justicia o cualquier palacete del estado uno termina huyendo por el olor fétido que se desprende de sus estructuras.
Con el tiempo estos templos, que suelen cobijar garrapatas, se convierten en estaciones en las que uno se ve en la necesidad de ir por algún motivo. Entonces con justificadas razones uno se termina preguntando ¿para que sirven? ¿cuáles son sus funciones?.
Y es que uno, sin ser un liberal a ultranza, a veces termina pensando que estos organismos parasitarios deberían abolirse.
Esa sensación tuve hoy al enterarme que el procurador antiterrorista Julio Galindo, ante la Sala Penal Nacional, solicitó que las ex detenidas Carmen Azparrent, Guadalupe Hilario, Melissa Patiño, Damaris Velasco, Armida Valladares y María Gabriel sean encarceladas nuevamente por “sus vínculos” con el inexistente MRTA, como informa el diario La Primera y el Diario Expreso.
Lo curioso es que estos mismos parásitos pero esta vez encarnados por la jueza Ruth Silverio (que ve otro caso), dejó en libertad a la modelo Clarissa Ojeda y a su prima, Renee Manyari Ojeda acusadas con todas las pruebas del caso de extorsionar al empresario minero Juan Lei Sinchi, al cual amenazaban con hacerles daño a sus hijos, si este no les pagaba una alta suma de dinero.
“A estas señoritas se les ha detenido infraganti con el dinero cobrado. Han confesado ante el fiscal que cometieron un delito, y tenemos grabadas las amenazas. La operación policial fue impecable. Sin embargo, en unas horas, la jueza frustró todo lo que se hizo para capturarlas”, sostuvo Bellido (abogado del empresario).
La justificación que dio la jueza para soltar a las delincuentes ¿Las llamaran las malditas de la Universidad de Lima? (ambas acusadas son estudiante de esa universidad) fue que las dos pertenecían a buenas familias. El padre de Clarisa, según las fuentes de Perú 21, trabaja en el Cuartel General del Ejército (Pentagonito) y tiene el grado de coronel.
El gran Sofocleto por eso siempre decía “si Kafka fuera peruano, sería un escritor costumbrista”.
A estar alertas para que lo que le sucedio a Melissa no le vuelva a ocurrir a ella ni a ninguno de nosotros.

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