Luego de seis años Ingrid Betancourt fue puesta en libertad y eso es algo que a todos nos debe poner alegres ya seamos de izquierda o de derecha.
La detención de alguien injustificadamente es algo que debe afectarnos a todos solidariamente.
Pero más allá de las celebraciones del caso llama la atención algunas cosas.
Primero que esta liberación se diera justo con la presencia de McCain en Colombia.
EL Diario los Andes informa así:
Solo si por algún hecho mágico los colombianos hubiesen aprobado ayer la reforma constitucional que le permitiría buscar el tercer mando presidencial consecutivo, podría haber sido este un día de mayor fortuna para Alvaro Uribe. Sus tropas liberaron, sin negociaciones ni buenos oficios de terceros, a Betancourt, la rehén más notoria entre las casi 3.000 que, dice Bogotá, tienen en su poder las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Y sucedió en el día en que tenía como huésped a uno de los dos candidatos estadounidenses a la Presidencia, el republicano John McCain. Casi pareció un escenario elaborado de antemano, como escenografía: McCain llegó de la mano de Charles Black, ahora su asesor y antes un lobbista que hizo una pequeña fortuna operando a favor de los intereses de las empresas extranjeras que operan en Colombia y del propio Estado colombiano. McCain es el único candidato que apoya la continuidad de la asistencia de su país a Colombia -estimada en más de 2.000 millones de dólares- y aprueba lo hecho por Uribe en materia de lucha contra el narcotráfico, aunque en forma reciente la Organización de las Naciones Unidas informara que Perú, Colombia y Bolivia habían aumentado sus áreas de cultivo de coca un 16%. El de Colombia, con 27 por ciento, es el mayor incremento.
Pero en realidad todo el mundo trata de llevar agua para su molino hasta el Propio Evo Morales que destacó el esfuerzo que hizo el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, por la liberación de varios colombianos. "Las conversaciones que empezó el compañero Hugo Chávez, hay que saludar (ello)", agregó (según el Universal).
AL parecer así es como entienden los políticos en general la vida y la libertad de una persona. Como si su valor estuviera en función a las retribuciones políticas que esta pudiera generar.
jueves, 3 de julio de 2008
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